Bolsonaro: 10 breves puntos para entender un poco mejor su victoria
Miguel G. Macho - 31/10/2018
Fuente: http://www.revistalacomuna.com/
Bolsonaro ha ganado las elecciones presidenciales en Brasil y quería aprovechar para ordenar algunos puntos mentales a modo de decálogo, sobre todo por si a alguien le resulta de utilidad para clarificar su visión personal del asunto. Intentaré también ser breve, que la lectura de esto no supere los 4-5 minutos.
1. “Limitarse a llamar imbéciles a los brasileños o alt-right a Bolsonaro no ayuda a entender la complejidad del fenómeno”. Siempre me encuentro con lo mismo cuando en unas elecciones, sean donde sean, salen opciones que la progresía no desea o que directamente se ven peligrosas solo por lo superficial de su discurso. Limitarse a llamar imbéciles a los brasileños o alt-right a Bolsonarono ayuda a entender la complejidad del fenómeno que se está produciendo en Brasil y en muchas otras partes del planeta. Fascista lo es, sin duda alguna, y su ascenso dice mucho de la lenta descomposición del modelo liberal que estamos viviendo en nuestro periodo histórico, y donde lo que está por venir es más Terra incognita que nazifascismos clásicos, pero creo evidente que todo va más allá de la mirada al ombligo progre de «los brazucas son imbéciles, están mal educados y es que mírales como votan mal a los fachas».
2. La BBBB: Biblia+Buey+Bala= Bolsonaro. Entender de primeras lo queallí llaman la BBBB. Si a la famosa y poderosa bancada evangélica (Biblia) le sumamos la bancada ruralista (Buey) —defensora del agronegocio, contrario a los sintierra del MST, por la explotación sin regulación del Amazonas y en contra de cualquier reforma agraria— y la bancada en defensa de no regular la posesión de armas (Bala), tenemos junto con Bolsonaro la BBBB. Estos serían los tres pilares de su triunfo, a grandes rasgos y simplificando.
3. La Red RecordTV. La Red de RecordTV, propiedad desde 1990 de Edir Macedo Bezerra, fundador de la Iglesia Universal del Reino de Dios, segunda televisión más vista de Brasil y quinta del mundo, que tiene en diputados evangélicos casi una quinta parte del Congreso, y que ha apoyado sin fisuras a Bolsonaro. La Record International está presente en más 170 países y RecordTV cuenta con varios socios en el mundo, entre ellas se encuentran las emisoras estadounidenses FOX, ABC y CNN, a la que está afiliada, además del canal portugués RTP, el grupo mexicano Televisa, la cadena chilena TVN, el canal argentino Telefe, RCTV de Venezuela, Paraguay TV y Telefuturo de Paraguay, entre otras.
4. Los evangélicos. Los evangélicos suponen la vanguardia de Bolsonaro, al que los más extremistas consideran en plan delirio una especie de Mesías. Tienen una enorme fuerza en el país no solo a nivel “espiritual” sino política y económicamente. Han contribuido a su éxito al estar cada vez más presentes no solo en televisiones y prensa, sino también en las favelas y barriadas populares brasileñas, donde en cada esquina ahora te los encuentras predicando sin descanso. Destacar aquí la abierta radicalización en la última década entre los telepredicadores, soltando mensajes de odio a diario llamando a la lucha armada contra de lo que llaman corruptos izquierdistas defensores de la inmoralidad y de los «malandros, marginais e vagabundos». Esto cala profundamente entre las rentas medias y altas “asustadas” del país.
5. El Brasil más formado y educado votó por Bolsonaro. Bolsonaro ha arrasado en el Brasil de más renta y mayoritariamente blanco, además del residente en el exterior del país. Es significativo que haya ganado en los 10 municipios más ricos del país, mientras Haddad lo hizo en nueve de los 10 más pobres gracias al apoyo del mal menor. Eso de apelar a la falta de educación que tanto veo es rotundamente contrario a la evidencia material mostrada en los comicios, sobre todo antes de encarcelar a Lula —donde el PT no ofreció oposición seria precisamente— que arrasaba en todas las encuestas. El Brasil más formado y educado votó por Bolsonaro.
6. Un ex militar diputado de un pequeño partido. Se trata de un ex militar, diputado de un pequeño partido, el Social Liberal (PSL), que en julio tenía 17 por ciento de intención de voto, por septiembre el 24 por ciento y ahora es presidente de Brasil con el 55%. Por tanto ha pasado de la marginalidad política al poder en muy poco tiempo. Jair Bolsonaro sirvió en el ejército que mantuvo a Brasil 21 años bajo una dictadura, de la que se declara nostálgico, enganchando además como candidato a vicepresidente al general Antonio Hamilton Mourão y al frente de Economía ha colocado a un economista de la escuela de Chicago: Paulo Guedes. El equipo soñado por el Capital nacional e internacional, vaya. En el imaginario del país posee una figura de tipo duro, de vengador o poli malo que resulta muy popular debido a muchos factores, entre ellos la tasa de criminalidad o la de homicidios. Bolsonaro ha sabido cultivar la imagen de «el elegido que viene a sacar la basura», hablando en plata, y que tanto nos choca por aquí por no convivir con esos climas de inseguridad. De hecho, como anécdota, he visto muchísimas comparativas de él con el Teniente Coronel Nascimento (de las películas Tropa de élite I y II) entre sus seguidores.
7. “Una renovación de la mal llamada clase política”. Sustenta su discurso, además de en la homofobia y la xenofobia como nos han repetido hasta la saciedad nuestros medios, en un rechazo al sistema de partidos políticos, a la corrupción misma de los partidos que simboliza, entre otros, el caso Lava Jato y que encarna sobre todo en el imaginario popular brasileño el Partido de los Trabajadores (PT), aún sin ser cosa exclusiva del mismo. Se presenta a si mismo como una renovación de la mal llamada clase política, aunque no lo es ni puede pretender serlo un tipo que lleva 28 años como diputado y con sus tres hijos como políticos. Esto último da igual, el discurso frente a realidad, pues importa poco para ganar comicios hoy día o para “asaltar los cielos”.
8. Contexto de crisis social y política. En un clima de crisis social y política, sobre todo tras el golpe de Estado judicial a Dilma que ha erosionado la confianza en la democracia, hay un claro rechazo social al PT en todas sus corrientes. Tanto en su vertiente populista de izquierdas (debido a la corrupción) como en sus intentos de modernizarse y parecerse a la izquierda identitaria occidental. Esta última se limita a promulgar, básicamente, las políticas de identidad posmodernas en un país donde las clases trabajadoras han visto elevado su nivel de renta en las últimas décadas y que son, a todas luces, a día de hoy, ultrareaccionarias. Importante destacar aquí que en el PT, y en prácticamente todos los partidos ideológicamente similares del mundo, se ha caído en en el foso electoralista de no hacer nunca referencia a la realidad material y a las relaciones de producción que sufren las clases explotadas del país, ofreciéndoles a cambio discursos de puro idealismo y moralinas variadas, allanando así el camino a tipos de Bolsonaro, Trump, Duterte y demasiados etcéteras como ha hecho siempre históricamente la socialdemocracia de un modo u otro.
9. Redes sociales y Big Data. El uso de las redes sociales, de los big data y la buena segmentación. Todo el mundo habla de ellos, Trump y Obama los usaron, nadie de mi comba los entiende y se trata de unas herramientas básicas hoy día para la lucha cultural y la propaganda. Bolsonaro y su campaña han destacado precisamente por el uso de las noticias falsas, el tratamiento magistral del big data, una excelente segmentación, el uso de calumnias difundidas por WhatsApp y verter por doquier segmentos de propaganda (ya sea falsa, verdadera o difusa) que apuntaban directamente al imaginario popular hacia la captación de votantes de segmentos favorables.
10. Guerra sucia de los monopolios internacionales. Por último, y no menos importante, la guerra sucia de los monopolios internacionales. Esto no ha sucedido de pronto sino que se lleva cociendo desde hace tiempo, pues Brasil y el Amazonas, eje sudamericano de los BRICS, siempre han estado en el punto de mira de los yankis buscando tumbar el proyecto de región que comenzaron los bolivarianos. No es casualidad que Lilian Ayalde, exUSAID y actual asesora del Comando Sur, fuese embajadora de EE.UU. en Brasil mientras se producía el famoso impeachment contra Dilma, después de haber sido embajadora en Paraguay mientras se sucedía el golpe parlamentariocontra Fernando Lugo. Después, y según cables filtrados de Wikileaks, el propio presidente interino de Brasil, Michel Temer, fue informante de los servicios de inteligencia de Estados Unidos a través de la embajada de ese país en Brasil, todo mientras la propia Dilma afirmaba erróneamente que el proceso de destitución era “eminentemente brasileño”.
También el senador Aloysio Nunes, integrante del PMDB y responsable del juicio político contra Rousseff en el Senado, visitó Washington durante tres días solo una jornada después de reunirse con algunos miembros de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de EE.UU., representantes de la empresa lobbista Albright Stonebridge Group —presidida por la exsecretaria de Estado de Bill Clinton: Madeleine Albright— y el exembajador norteamericano en Brasil, Thomas Shannon, previo a Ayalde. El codirector del Centro para la Investigación Económica y Política, Mark Weisbrott, declaró abiertamente que Shannonhabía estado involucrado en otros golpes de Estado que se han producido en la región, incluidos el de Honduras en 2009 y el de Paraguay, en 2012, y que el propio Nunes se ha pronunciado en repetidas ocasiones a favor de que Brasil establezca unas relaciones más estrechas con EE.UU. Hoy, Donald Trump, es de los primeros en felicitar efusivamente a Bolsonaro por su victoria.
Bueno, pues todo solo son unas pinceladas de la tradicional injerencia gringa para recuperar lo que consideran su patio trasero, Sudamérica, y todos estos factores externos me parecería mal no tenerlos en cuenta en cualquier análisis que pretenda tener un mínimo de seriedad.
Conclusiones: Por concluir, y como nota ya a modo más personal, en Europa hay una orfandad ideológica entre las mal llamadas izquierdas, que mantienen la tesis de moderar el discurso para crear hegemonía, conquistar así a los sectores medios pero sin perder la obsesión por defender la moral liberal y siempre apoyando de vacío el activismo individualista que se refugia histérico en la lucha cultural de tipo superficial. Todo sin herir sensibilidades de ninguna clase y entremezclando su indefinición de programa con la inacción transformadora, mientras los poderosos nos joden a todos pero en correcto inclusivo, sin techos de cristal y sin fomentarse estereotipos de ninguna clase. Mientras andamos peleándonos en esas, y sin pretender afirmar que haya luchas más importantes que otras, la misma derecha de todas partes se radicaliza y vende discursos xenófobos, anticomunistas, belicosos y de total destrucción material de nuestras ya paupérrimas condiciones de vida, disfrazándolas de transformadoras sin problema electoral alguno. Ganan elecciones con un proyecto reaccionario y un discurso extremista que cala entre el pueblo por algo y donde las víctimas mismas del proceso serán los pobres, los negros, los indígenas, las mujeres, los campesinos, el activismo y en definitiva los nadies.
Por tanto, todo proyecto político a futuro de formaciones cada vez menos socialdemócratas, como Podemos por estos lares, que ha perdido mucho apoyo al alejarse de su programa originario, están sustentados en un enorme error de base mientras los homólogos patrios de Bolsonaro o Trump, como Ciudadanos o VOX, crecen felices en sus nichos del trabajador hastiado y “políticamente incorrecto”. Me duele más la ausencia de alternativa de masas hacia todos ellos, que el ascenso de tipejos despreciables como sin duda alguna son Bolsonaro,Santiago Abascal, Albert Rivera o Trump.
Como nota final, todo esto en Brasil ha sido resumido estupendamente —a mi juicio— por un politólogo llamado Andrés Malamud de la siguiente manera:
«Van a elegir a un fascista de verdad, creyendo que es de mentira, por miedo a un comunismo de mentira que creen que es de verdad».
Un saludo y hasta pronto.
Miguel G. Macho - 31/10/2018
Fuente: http://www.revistalacomuna.com/
Bolsonaro ha ganado las elecciones presidenciales en Brasil y quería aprovechar para ordenar algunos puntos mentales a modo de decálogo, sobre todo por si a alguien le resulta de utilidad para clarificar su visión personal del asunto. Intentaré también ser breve, que la lectura de esto no supere los 4-5 minutos.
1. “Limitarse a llamar imbéciles a los brasileños o alt-right a Bolsonaro no ayuda a entender la complejidad del fenómeno”. Siempre me encuentro con lo mismo cuando en unas elecciones, sean donde sean, salen opciones que la progresía no desea o que directamente se ven peligrosas solo por lo superficial de su discurso. Limitarse a llamar imbéciles a los brasileños o alt-right a Bolsonarono ayuda a entender la complejidad del fenómeno que se está produciendo en Brasil y en muchas otras partes del planeta. Fascista lo es, sin duda alguna, y su ascenso dice mucho de la lenta descomposición del modelo liberal que estamos viviendo en nuestro periodo histórico, y donde lo que está por venir es más Terra incognita que nazifascismos clásicos, pero creo evidente que todo va más allá de la mirada al ombligo progre de «los brazucas son imbéciles, están mal educados y es que mírales como votan mal a los fachas».
2. La BBBB: Biblia+Buey+Bala= Bolsonaro. Entender de primeras lo queallí llaman la BBBB. Si a la famosa y poderosa bancada evangélica (Biblia) le sumamos la bancada ruralista (Buey) —defensora del agronegocio, contrario a los sintierra del MST, por la explotación sin regulación del Amazonas y en contra de cualquier reforma agraria— y la bancada en defensa de no regular la posesión de armas (Bala), tenemos junto con Bolsonaro la BBBB. Estos serían los tres pilares de su triunfo, a grandes rasgos y simplificando.
3. La Red RecordTV. La Red de RecordTV, propiedad desde 1990 de Edir Macedo Bezerra, fundador de la Iglesia Universal del Reino de Dios, segunda televisión más vista de Brasil y quinta del mundo, que tiene en diputados evangélicos casi una quinta parte del Congreso, y que ha apoyado sin fisuras a Bolsonaro. La Record International está presente en más 170 países y RecordTV cuenta con varios socios en el mundo, entre ellas se encuentran las emisoras estadounidenses FOX, ABC y CNN, a la que está afiliada, además del canal portugués RTP, el grupo mexicano Televisa, la cadena chilena TVN, el canal argentino Telefe, RCTV de Venezuela, Paraguay TV y Telefuturo de Paraguay, entre otras.
4. Los evangélicos. Los evangélicos suponen la vanguardia de Bolsonaro, al que los más extremistas consideran en plan delirio una especie de Mesías. Tienen una enorme fuerza en el país no solo a nivel “espiritual” sino política y económicamente. Han contribuido a su éxito al estar cada vez más presentes no solo en televisiones y prensa, sino también en las favelas y barriadas populares brasileñas, donde en cada esquina ahora te los encuentras predicando sin descanso. Destacar aquí la abierta radicalización en la última década entre los telepredicadores, soltando mensajes de odio a diario llamando a la lucha armada contra de lo que llaman corruptos izquierdistas defensores de la inmoralidad y de los «malandros, marginais e vagabundos». Esto cala profundamente entre las rentas medias y altas “asustadas” del país.
5. El Brasil más formado y educado votó por Bolsonaro. Bolsonaro ha arrasado en el Brasil de más renta y mayoritariamente blanco, además del residente en el exterior del país. Es significativo que haya ganado en los 10 municipios más ricos del país, mientras Haddad lo hizo en nueve de los 10 más pobres gracias al apoyo del mal menor. Eso de apelar a la falta de educación que tanto veo es rotundamente contrario a la evidencia material mostrada en los comicios, sobre todo antes de encarcelar a Lula —donde el PT no ofreció oposición seria precisamente— que arrasaba en todas las encuestas. El Brasil más formado y educado votó por Bolsonaro.
6. Un ex militar diputado de un pequeño partido. Se trata de un ex militar, diputado de un pequeño partido, el Social Liberal (PSL), que en julio tenía 17 por ciento de intención de voto, por septiembre el 24 por ciento y ahora es presidente de Brasil con el 55%. Por tanto ha pasado de la marginalidad política al poder en muy poco tiempo. Jair Bolsonaro sirvió en el ejército que mantuvo a Brasil 21 años bajo una dictadura, de la que se declara nostálgico, enganchando además como candidato a vicepresidente al general Antonio Hamilton Mourão y al frente de Economía ha colocado a un economista de la escuela de Chicago: Paulo Guedes. El equipo soñado por el Capital nacional e internacional, vaya. En el imaginario del país posee una figura de tipo duro, de vengador o poli malo que resulta muy popular debido a muchos factores, entre ellos la tasa de criminalidad o la de homicidios. Bolsonaro ha sabido cultivar la imagen de «el elegido que viene a sacar la basura», hablando en plata, y que tanto nos choca por aquí por no convivir con esos climas de inseguridad. De hecho, como anécdota, he visto muchísimas comparativas de él con el Teniente Coronel Nascimento (de las películas Tropa de élite I y II) entre sus seguidores.
7. “Una renovación de la mal llamada clase política”. Sustenta su discurso, además de en la homofobia y la xenofobia como nos han repetido hasta la saciedad nuestros medios, en un rechazo al sistema de partidos políticos, a la corrupción misma de los partidos que simboliza, entre otros, el caso Lava Jato y que encarna sobre todo en el imaginario popular brasileño el Partido de los Trabajadores (PT), aún sin ser cosa exclusiva del mismo. Se presenta a si mismo como una renovación de la mal llamada clase política, aunque no lo es ni puede pretender serlo un tipo que lleva 28 años como diputado y con sus tres hijos como políticos. Esto último da igual, el discurso frente a realidad, pues importa poco para ganar comicios hoy día o para “asaltar los cielos”.
8. Contexto de crisis social y política. En un clima de crisis social y política, sobre todo tras el golpe de Estado judicial a Dilma que ha erosionado la confianza en la democracia, hay un claro rechazo social al PT en todas sus corrientes. Tanto en su vertiente populista de izquierdas (debido a la corrupción) como en sus intentos de modernizarse y parecerse a la izquierda identitaria occidental. Esta última se limita a promulgar, básicamente, las políticas de identidad posmodernas en un país donde las clases trabajadoras han visto elevado su nivel de renta en las últimas décadas y que son, a todas luces, a día de hoy, ultrareaccionarias. Importante destacar aquí que en el PT, y en prácticamente todos los partidos ideológicamente similares del mundo, se ha caído en en el foso electoralista de no hacer nunca referencia a la realidad material y a las relaciones de producción que sufren las clases explotadas del país, ofreciéndoles a cambio discursos de puro idealismo y moralinas variadas, allanando así el camino a tipos de Bolsonaro, Trump, Duterte y demasiados etcéteras como ha hecho siempre históricamente la socialdemocracia de un modo u otro.
9. Redes sociales y Big Data. El uso de las redes sociales, de los big data y la buena segmentación. Todo el mundo habla de ellos, Trump y Obama los usaron, nadie de mi comba los entiende y se trata de unas herramientas básicas hoy día para la lucha cultural y la propaganda. Bolsonaro y su campaña han destacado precisamente por el uso de las noticias falsas, el tratamiento magistral del big data, una excelente segmentación, el uso de calumnias difundidas por WhatsApp y verter por doquier segmentos de propaganda (ya sea falsa, verdadera o difusa) que apuntaban directamente al imaginario popular hacia la captación de votantes de segmentos favorables.
10. Guerra sucia de los monopolios internacionales. Por último, y no menos importante, la guerra sucia de los monopolios internacionales. Esto no ha sucedido de pronto sino que se lleva cociendo desde hace tiempo, pues Brasil y el Amazonas, eje sudamericano de los BRICS, siempre han estado en el punto de mira de los yankis buscando tumbar el proyecto de región que comenzaron los bolivarianos. No es casualidad que Lilian Ayalde, exUSAID y actual asesora del Comando Sur, fuese embajadora de EE.UU. en Brasil mientras se producía el famoso impeachment contra Dilma, después de haber sido embajadora en Paraguay mientras se sucedía el golpe parlamentariocontra Fernando Lugo. Después, y según cables filtrados de Wikileaks, el propio presidente interino de Brasil, Michel Temer, fue informante de los servicios de inteligencia de Estados Unidos a través de la embajada de ese país en Brasil, todo mientras la propia Dilma afirmaba erróneamente que el proceso de destitución era “eminentemente brasileño”.
También el senador Aloysio Nunes, integrante del PMDB y responsable del juicio político contra Rousseff en el Senado, visitó Washington durante tres días solo una jornada después de reunirse con algunos miembros de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de EE.UU., representantes de la empresa lobbista Albright Stonebridge Group —presidida por la exsecretaria de Estado de Bill Clinton: Madeleine Albright— y el exembajador norteamericano en Brasil, Thomas Shannon, previo a Ayalde. El codirector del Centro para la Investigación Económica y Política, Mark Weisbrott, declaró abiertamente que Shannonhabía estado involucrado en otros golpes de Estado que se han producido en la región, incluidos el de Honduras en 2009 y el de Paraguay, en 2012, y que el propio Nunes se ha pronunciado en repetidas ocasiones a favor de que Brasil establezca unas relaciones más estrechas con EE.UU. Hoy, Donald Trump, es de los primeros en felicitar efusivamente a Bolsonaro por su victoria.
Bueno, pues todo solo son unas pinceladas de la tradicional injerencia gringa para recuperar lo que consideran su patio trasero, Sudamérica, y todos estos factores externos me parecería mal no tenerlos en cuenta en cualquier análisis que pretenda tener un mínimo de seriedad.
Conclusiones: Por concluir, y como nota ya a modo más personal, en Europa hay una orfandad ideológica entre las mal llamadas izquierdas, que mantienen la tesis de moderar el discurso para crear hegemonía, conquistar así a los sectores medios pero sin perder la obsesión por defender la moral liberal y siempre apoyando de vacío el activismo individualista que se refugia histérico en la lucha cultural de tipo superficial. Todo sin herir sensibilidades de ninguna clase y entremezclando su indefinición de programa con la inacción transformadora, mientras los poderosos nos joden a todos pero en correcto inclusivo, sin techos de cristal y sin fomentarse estereotipos de ninguna clase. Mientras andamos peleándonos en esas, y sin pretender afirmar que haya luchas más importantes que otras, la misma derecha de todas partes se radicaliza y vende discursos xenófobos, anticomunistas, belicosos y de total destrucción material de nuestras ya paupérrimas condiciones de vida, disfrazándolas de transformadoras sin problema electoral alguno. Ganan elecciones con un proyecto reaccionario y un discurso extremista que cala entre el pueblo por algo y donde las víctimas mismas del proceso serán los pobres, los negros, los indígenas, las mujeres, los campesinos, el activismo y en definitiva los nadies.
Por tanto, todo proyecto político a futuro de formaciones cada vez menos socialdemócratas, como Podemos por estos lares, que ha perdido mucho apoyo al alejarse de su programa originario, están sustentados en un enorme error de base mientras los homólogos patrios de Bolsonaro o Trump, como Ciudadanos o VOX, crecen felices en sus nichos del trabajador hastiado y “políticamente incorrecto”. Me duele más la ausencia de alternativa de masas hacia todos ellos, que el ascenso de tipejos despreciables como sin duda alguna son Bolsonaro,Santiago Abascal, Albert Rivera o Trump.
Como nota final, todo esto en Brasil ha sido resumido estupendamente —a mi juicio— por un politólogo llamado Andrés Malamud de la siguiente manera:
«Van a elegir a un fascista de verdad, creyendo que es de mentira, por miedo a un comunismo de mentira que creen que es de verdad».
Un saludo y hasta pronto.