Lo que no conto Salvados sobre la guerra en la R.D. del Congo.
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Opinión
Jose Lucas
25/11/2016
Hace unos días emitieron un documental de Jordi Évole que tocaba la tragedia que se vive en el este de la R. D. del Congo con milicias que masacran población civil y violan de forma sistemática. Una situación de violencia que ya dura unos 20 años y de la que no se ven visos de que termine. Durante la emisión reflexionaba si durante este tiempo lo poco que se podía hacer lo hicimos de forma correcta, o bien nos engañaron e hicieron que presionásemos a los eslabones más fuertes de la cadena, gastando unas fuerzas que podían haber obtenido mejores resultados si las hubiésemos dirigido en otra dirección.
Ahora hace 20 años, en 1996, se iniciaron las guerras actuales en la R.D. del Congo. La llamada primera en el año 1996 y la segunda de 1998 que dura de forma oficial hasta el 2003, con la firma de los acuerdos de paz, pero que ha continuado hasta nuestros días de forma más o menos intermitente.
Los motivos de las guerras fueron tanto geoestratégicos como económicos. En 1996, el dictador Mobutu, que había gobernado la R. D. del Congo durante casi 40 años, batallaba con un cáncer incurable y la clínica suiza que le trataba le había diagnosticado que tenía los días contados. El investigador alemán Helmut Strizek señala temas geoestratégicos relacionados con Sudan como la causa fundamental de la primera guerra del año 1996. Este investigador alemán piensa que la sustitución de Mobutu se aceleró en 1996 cuando se supo de su grave enfermedad y de su segura sustitución por parte del nacionalista Etienne Tshisekedi, quien era poco probable que se implicase en el juego contra Sudan.
Razones económicas relacionadas con garantizar el control de los recursos naturales para las multinacionales occidentales también jugaron un papel fundamental en las causas de la primera guerra y fueron las causas de la segunda en el año 1998. Además, de garantizar el control de los recursos, promoviendo a un presidente congoleño que se amoldase a los deseos de las multinacionales, también muchas multinacionales obtuvieron pingues beneficios realizando contratos muy ventajosos directamente con las guerrillas que se sabía que iban a tomar el poder en la R. D. del Congo, como DeBeers, Lundin o AMFI (American Minerals Fields Inc), que negociaron directamente con los rebeldes del AFDL (Alianza de Fuerzas Democráticas para la Liberación del Congo, liderada por Laurent Kabila) a través del consejero militar de este grupo, el coronel retirado belga Willy Mallants, quien había sido anteriormente asesor militar de Mobutu. Hubo multinacionales como la AMFI, que todo apunta a que se crearon expresamente para la guerra del Congo. La AMFI tenía su sede en Hope, Arkansas, patria de Bill Clinton y su principal accionista era Jean Raymond Boulle, un hombre de negocios que había trabajado anteriormente en minas de Arkansas cuando Bill Clinton era gobernador de ese estado.
Las noticias de la prensa internacional de la época de la primera guerra del Congo son bastante elocuentes de los contratos de estas grandes multinacionales con las guerrillas de la época, por ejemplo, The Times, en un reportaje fechado el 19 de mayo de 1997, decía: “L. Kabila, un antiguo marxista y amigo del Che Guevara, claramente ha abandonado el idealismo de su juventud. Antes de tomar el poder, ya había firmado contratos multimillonarios con compañías mineras extranjeras para explotar los asombrosos recursos naturales congoleños”. Un mes antes, el 22 de abril de 1997, cuando los rebeldes del AFDL de Kabila ya se habían hecho con importantes ciudades congoleñas, en un artículo de The Times, se podían leer los siguientes extractos:
“la inusual alianza entre grandes magnates y revolucionarios, muchos de ellos en su juventud marxistas o entrenados por la China maoísta, ha sido bien aceptada por los gobiernos occidentales quienes ven a L. Kabila como el hombre que dirigirá el Zaire (R D Congo) después de tres décadas de corrupción y asombrosa pobreza”.
“Los ejecutivos de las compañías dicen estar felices haciendo negocios con los rebeldes puesto que ellos no piden comisiones”.
“Mineras gigantes como De Beers o American Mineral Field Inc (AMFI) ya han firmado contratos por valor de 3 billones por año para la explotación de cobre, cobalto, oro, zinc y diamantes”.
“De Beers, se deshizo de su relación con el régimen de Mobutu que estaba cayendo muy rápidamente y firmo un contrato de 50 millones de dólares al año”.
“Esta semana AMFI ha firmado tres contratos por valor de 885 millones de dólares que le dan acceso a las vastas reservas de metal de la provincia de Katanga. Otras multinacionales han pedido darles a los rebeldes teléfonos via satélite pues sin ellos no son posibles las negociaciones”
Las guerras del Congo fueron guerras por delegación, donde los Estados Unidos utilizaron a Ruanda y Uganda para llevar a cabo los derrocamientos de las presidentes congoleños que no se ajustaban al perfil requerido para garantizar el control de los recursos por las multinacionales occidentales. A su vez Ruanda y Uganda utilizaron guerrillas proxis congoleñas para que no se notase demasiado que estaban invadiendo el Congo.
La causa de la segunda guerra del Congo se podría decir que fue debida a un fallo del sistema, pues el papel de Laurent Kabila al frente de las guerrillas que derrocaron a Mobutu estaba previsto que solo fuese para mostrar una imagen de antiimperialismo e independencia necesaria para despistar a la opinión pública de quien estaba detrás de la guerrilla, algo habitual en conflictos africanos, pero Laurent Kabila se adelantó, tomó el poder y se tuvo que organizar otra guerra para derrocarle. Una guerra que costó cinco millones de muertos y cuya continuación hasta nuestros días se debe, en mi opinión, a otras razones que veremos más adelante.
EL TUTELAJE EN LA R. D. DEL CONGO
En más de una ocasión cuando se ha preguntado a alguna personalidad importante europea o americana relacionada con los temas africanos, acerca de países como Ruanda o Uganda y sus vinculaciones manifiestas con guerrillas que actúan en el Congo, ha respondido diciendo que conviene no debilitar a los gobiernos ruandés y ugandés porque resultan fundamentales para la estabilidad de la zona. Algo que resulta chocante pues la zona lleva bastantes años siendo de las más violentas del mundo. En realidad el término estabilidad habría que traducirlo por tutelaje. Entonces, la frase traducida seria: no conviene debilitar a los gobiernos ruandés y ugandés pues son los que llevan el tutelaje en el Congo, necesario para garantizar el fácil acceso de las multinacionales occidentales a los recursos mineros del Congo.
El papel de Ruanda y Uganda en las guerras del Congo, no solo ha sido el de hacer la guerra y apoyar a las guerrillas proxis para derrocar al presidente congoleño, sino también el de establecer una especie de sistema de tutelaje en la R. D. del Congo. El tutelaje consistía, entre otras cosas, en impulsar a personalidades congoleñas vinculadas con los intereses de Ruanda y Uganda en puestos importantes de las administraciones locales congoleñas o incluso en puestos claves del propio gobierno congoleño. También consistía en controlar el ejército congoleño mediante la inclusión en sus puestos de alto rango a antiguos rebeldes congoleños de fidelidad hacia los intereses de Ruanda y Uganda y también la inclusión de batallones enteros de antiguos rebeldes con las mismas fidelidades, que para más inri se establecían en las zonas amenazadas por las guerrillas, dándose la situación surrealista de que cuando comenzaban los enfrentamientos los batallones del ejército congoleño procedentes de las antiguas guerrillas se pasaban en masa hacia el bando de sus antiguos compañeros que ahora habían cambiado el nombre de la guerrilla.
El tutelaje garantiza entre otras cosas que si aparece por cualquier circunstancia un gobierno congoleño un poco díscolo, se le pueda eliminar mediante un simple golpe militar. El tutelaje fue impulsado, como es obvio, por la llamada comunidad internacional y el Consejo de Seguridad de la ONU, que una semana después de cualquier ofensiva de las guerrillas ya amenazaban al gobierno congoleño para que estableciese negociaciones con la guerrilla que siempre acababan incorporando a muchos los mandos y guerrilleros al ejército congoleño. Los otros mandos de la guerrilla y los guerrilleros no incorporados a continuación formaban otra guerrilla con otro nombre distinto que organizaba otra ofensiva que acabaría en también negociaciones. La celeridad del Consejo de Seguridad en tomar decisiones que favorecían la inclusión de antiguos guerrilleros en puestos importantes del ejército congoleño contrastaba notablemente con aquellas otras decisiones relacionadas con la soberanía de la R. D. del Congo, como la resolución 1132, que condenaba la agresión de las tropas ruandesas y ugandesas en el Congo, votada ocho meses más tarde de que las tropas entraran en el Congo -y cuando se estaban peleando entre ellas en suelo congoleño por el control de las zonas de diamantes y oro-, además habían realizado masacres de población civil congoleña. En el Consejo de Seguridad de la ONU que tomaba estas decisiones, además de los miembros permanentes, estaban los miembros no permanentes como Bélgica, cuyo representante en el Consejo de Seguridad era Pierre Chevalier, acusado por la prensa holandesa y belga de alternar las reuniones del Consejo de Seguridad de la ONU con las reuniones del Consejo de Administración de su antigua empresa, la minera Forrest Group (multinacional que tenía importantes concesiones de cobre y cobalto en la provincia de Katanga en la R. D. del Congo). Se le pidió que al menos durante el periodo de pertenencia de Bélgica al Consejo de Seguridad, dejase de asistir a los Consejos de Administración de la Forrest.
La impunidad de que han gozado Ruanda y Uganda a pesar de los crímenes cometidos está muy relacionada con su papel en el tutelaje de la R. D. del Congo. La información sobre las masacres y violaciones relacionada con los gobiernos de Ruanda y Uganda o con sus guerrillas proxis está bastante documentada en muchos informes, el principal es el informe “Mapping Exercise”, que cubre un periodo desde marzo de 1993 hasta junio del 2003. Para dirigir este proyecto de la ONU se nombró a la sudafricana Navanethem Pillay, quien había tenido un destacado papel en la denuncia del apartheid sudafricano. El “mapping exercise” se inició el 17 de julio del 2008, con la llegada de N. Pillay a la R D Congo. Posteriormente, desde el 17 de octubre del 2008 al 15 de mayo del 2009, tuvo lugar la segunda fase del proyecto que consistió en trabajos de campo, con comprendieron más de 1.000 entrevistas a testigos, y el estudio de más de 1.500 documentos relacionados con las masacres de población civil. La tercera fase, fue la recopilación de datos y comprendió desde el 15 mayo del 2009 hasta el 15 de junio del 2009. En esta tercera fase de compilación de datos, se estudiaron los 782 incidentes graves de violaciones de derechos humanos, pudiendo cerrar 617 de ellos con suficientes evidencias. En el ejercicio “Mapping”, participaron más de 200 juristas y expertos en leyes y concluye que la inmensa mayoría de estos 617 incidentes serian crímenes bajo las leyes internacionales. Habrían sido crímenes contra la humanidad cometidos en un contexto de un ataque generalizado o sistemático o ambas cosas contra la población civil. El informe “mapping” señala que hay elementos que pueden indicar que se cometió el crimen de genocidio.
El informe “mapping” fue filtrado antes de su publicación; se supone que por los mismos que lo realizaron pues se temía que fuese censurado y nunca saliese a la luz. Finalmente salió, pero bastante aguado eliminando cualquier mención a la palabra genocidio. No obstante, el mayor triunfo de quienes no querían que se emitiese fue que no se llevó a cabo la fase penal que normalmente sigue a este tipo de informe tan claramente acusatorios. El siguiente paso tendría que haber sido la constitución de un Tribunal Especial para el Congo dependiente de la ONU o quizás un tribunal mixto, pero en mi opinión la creación de un tribunal específico para el Congo con un informe mapping anterior que claramente mostraba la responsabilidad de los gobiernos de Ruanda y Uganda, hubiese obligado a este tribunal a mojarse un poco y condenar a alguien más importante detrás del señor de la guerra de turno acusado de saqueo, utilización de niños soldados, masacres y violaciones, tal como se había limitado el Tribunal Penal de la Haya.
Anterior al informe del “mapping exercise” fue la causa que se llevó a cabo en la Audiencia Nacional española con conclusiones idénticas a las del informe mapping y que salieron públicas en un auto emitido por el magistrado Fernando Andreu. Fue una causa contra crímenes de guerra en Ruanda /R. D. Congo, justificada por el asesinato de cooperantes y misioneros españoles en estos países. En el Congo, el ejército ruandés había asesinado a cuatro misioneros maristas españoles testigos a su vez de las masacres que estaba cometiendo el ejército ruandés, que le llevarían a eliminar a más de doscientos mil hutus ruandeses refugiados en el Congo ante la inoperancia de los organismos que habrían debido protegerles, que prefirieron mirar para otro lado. El mismo comando que asesinó a los misioneros españoles unos días antes había asesinado al arzobispo congoleño de Bukavu, Monseñor Munzihirwa, quien había denunciado públicamente la ayuda que Estados Unidos le brindaba a los ejércitos de Ruanda y Uganda que estaban invadiendo su país. Como es conocido, las sucesivas reformas tanto del PP como del PSOE están eliminando competencias de la Audiencia Nacional española para juzgar estos crímenes, con el ánimo de cerrar este y otros sumarios incómodos. Aunque todavía no lo han logrado del todo, si nada lo remedia, es cuestión de tiempo que la causa sea cerrada completamente. Este sumario había recibido anteriormente fuertes presiones durante los gobiernos españoles del PP y PSOE por parte de Estados Unidos para anular esta causa, según lo atestiguan cables de wikileaks y las propias declaraciones del magistrado F. Andreu. En la causa estaba clara la implicación del gobierno ruandés en muchas de las masacres que ocurrieron en el Congo.
LA SEGUNDA GUERRA. GUERRILLAS Y MULTINACIONALES
En la primera guerra del Congo apenas hubo combates militares. La CIA conocía de sobra a los generales de Mobutu y antes de atacarlos ya había pactado con ellos la fecha de la rendición de las principales poblaciones. En la segunda guerra del año 1998 no ocurriría así y pronto se establecen unos frentes de batalla que determinan que casi todo el este del Congo con sus minas quede en poder de Ruanda, Uganda y sus guerrillas congoleñas proxis en una situación muy cambiante especialmente después del enfrentamiento militar entre Ruanda y Uganda que se disputan las zonas de diamantes y oro; la mayor parte del coltan y la casiterita ya estaban en manos de Ruanda. Las zonas más violentas son aquellas cercanas a las principales minas. En este contexto de violencia, muchas multinacionales tienen que abandonar los yacimientos. Esto ocurrió con el personal de la Barrick Gold que abandono las minas por el avispero en que se estaba convirtiendo la zona del Ituri disputada por Ruanda y Uganda a través de guerrillas proxis étnicas y no étnicas. La Barrick Gold tuvo que subcontratar a la empresa Caleb International para que se hiciese cargo de las concesiones de oro. La Caleb International es una empresa minera ugandesa propiedad de Salim Saleh, hermanastro del presidente ugandés Yoweri Museveni y era el ejército ugandés primero y luego una de sus guerrillas proxi, el RCD – ML , quienes dominaban la zona de yacimientos del Ituri.
La poderosa Barrick Gold Corporation había conseguido la concesión de tiempos de Mobutu y comprendía 80.000 Km2 en el Ituri, provincia Oriental, donde se hallaban las más importantes minas de oro. La importancia e influencia de la Barrick la podemos calibrar por su consejo de asesores en el que han pasado personalidades como los expresidentes Bush padre, Brian Mulroney, expresidente canadiense, Karl Otto Pol, antiguo director del banco central alemán, Gustavo Cisneros magnate venezolano poseedor de un gran número de medios de comunicación o William Cohen, secretario norteamericano de defensa entre 1997 y 2001. La Barrick también había negociado con los rebeldes de Laurent Kabila antes de que estos tomasen el poder y como era fácil de suponer, estos le mantuvieron todas las condiciones que había conseguido con Mobutu. Alguna vez he reflexionado sobre este tema y pienso que la Barrick no se beneficiaba nada de un escenario de guerra como el que se había instalado en la segunda guerra en el Ituri, donde había zonas que unos meses estaban en manos de unas guerrillas y los meses siguientes en manos de otra y de hecho tuvo que subcontratar a la Caleb International.
En el escenario cambiante de la segunda guerra, lo que realmente florecieron fueron las empresas mineras o multinacionales creadas por personas vinculadas a las guerrillas o con los círculos de poder de los países limítrofes Ruanda y Uganda. Empresas que muchas veces estaban radicadas en Europa. En cualquier caso, multinacionales que debían contar con el visto bueno de los gobiernos de Ruanda y Uganda que eran quienes controlaban la zona minera explotada a través de sus guerrillas proxis. La mayoría de las empresas que están señaladas en los paneles de investigación de la ONU por alentar el conflicto son empresas de este tipo. En los paneles también aparecen multinacionales no relacionadas con los círculos de poder de Ruanda y Uganda que son las que compran los minerales que las otras extraen, pero no creo que a estas multinacionales la existencia de la guerra les beneficie especialmente.
A veces se oye decir hablando de este tema, que el hecho que la extracción de minerales sea ilegal es lo que favorece la continuación de la guerra porque esta es más barata, pero la extracción ilegal siempre existió. En tiempos de Mobutu, la mitad de las ventas de diamantes y oro procedían de minas superficiales ilegales no declaradas que eran controladas por mafias pero cuyos beneficios, al igual que las minas legales, recaía en los círculos de poder mobutista y en las multinacionales. Lo que ha cambiado la guerra son quienes se benefician de la explotación de los minerales. Antes, en tiempos de Mobutu, los beneficiarios eran las multinacionales y los círculos cercanos al poder mobutista y después de la primera guerra y hasta nuestros días los beneficios pasaron como antes para las multinacionales pero ahora quienes se beneficiaban eran los círculos cercanos al poder de los gobiernos de Ruanda y Uganda y en mucha menor medida sus socios congoleños que formaban parte de los círculos del poder de la R. D. del Congo.
En el caso del coltan ocurrió parecido a lo relatado con el oro. Se crearon empresas como SOMIGL (Société Minière des Grands Lacs) que tuvieron el monopolio de la explotación del coltan durante los dos años en que los precios se dispararon. Azarias Ruberwa, uno de los presidentes de la guerrilla RCD, una guerrilla proxi de Ruanda, en una conferencia de prensa realizada el 25 de noviembre del 2000, afirmaría que su grupo rebelde poseía el 75% de las acciones de SOMIGL.
Para canalizar los beneficios de la venta del coltan saqueado de la R D Congo, Ruanda estableció un organismo conocido como “Congo Desk”, cuya contabilidad estaba separada de los presupuestos generales del estado. El Congo Desk dependía del ejército ruandés y fue creado como una división del DEI (Department of External Intelligence). Estaba dirigido por el oficial de inteligencia Deus Kagiraneza y contaba con los generales Dan Muyuna y James Kabarebe, como sus negociadores principales. De acuerdo con los paneles de investigación de la ONU, el Congo Desk, obtuvo un beneficio de 320 millones de dólares en el año 1999.
Además del Congo Desk, Ruanda permitía que ciertos oficiales ruandeses llevasen negocios relacionados con los minerales congoleños y se beneficiasen de ellos. La mayor parte de estos negocios consistían en los “comptoirs” o almacenes donde se compraban diamantes y otros minerales. Entre ellos estaba Rwanda Metals, dirigido por Francis Karimba; Grands Lacs Metals, propiedad de los mayores del ejército ruandés Munyunza, Kazura y Gatete y Eagle Wings Resources, que era llevado por Alfred Rwigema, cuñado de Paul Kagame, presidente de Ruanda.
En mi opinión quien tiene interés en la continuación de la guerra son los gobiernos de Ruanda y Uganda. Una cosa es el inicio de la guerra en el Congo cuyos objetivos eran sustituir a un presidente congoleño por otro que diese mayores garantías para las multinacionales occidentales y otra cosa distinta es la continuación de la guerra, hasta nuestros días y aquí quien tiene interés son los gobiernos de Ruanda y Uganda.
Fueron famosos en su tiempo y muy criticados por los congoleños dos artículos escritos casi seguidos y con los mismos argumentos, uno del norteamericano Herman Cohen, antiguo subsecretario de Estado para los Asuntos Africanos y el otro del expresidente francés Sarkozy. El artículo de Cohen procede de una carta enviada a su presidente Barak Obama y en él aboga por la creación de un mercado común centroafricano que incluya a varios países de la zona como solución a la guerra que se vive en el Congo. Sus argumentos son que Ruanda no va a renunciar al control de los recursos naturales congoleños que representan una buena parte de su producto interior bruto y afirma que si se pusiese en marcha este mercado común africano Ruanda y Uganda continuarían beneficiándose de los recursos congoleños y no tendrían que utilizar a guerrillas como lo hacen actualmente. En mi opinión los artículos son muy valiosos pues intentando defender a Ruanda, da a conocer las verdaderas causas de la guerra permanente en la R. D. del Congo.
EL POR QUÉ DE LA VIOLENCIA QUE NO CESA
Una de las estrategias que siguen Ruanda y Uganda para mantener el control de los minerales congoleños es el de promover la balcanización del Congo que consistiría en favorecer la implosión del estado congoleño en varios estados independientes para posteriormente Ruanda y Uganda controlar aquellos que poseen las minas que por otra parte serían los estados más cercanos a sus fronteras.
Un antiguo ministro de Mobutu, Honore Ngbanda, afirma en uno de sus libros que a principios de los noventa ya se habían detectado movimientos de los lobbys tutsi en Estados Unidos para vender la idea al gobierno norteamericano de las bonanzas de una balcanización del Congo que serviría para garantizar el control de los recursos naturales congoleños para las multinacionales occidentales, en algo que se parecería a los que se hizo en la península arábiga, donde se crearon multitud de estados.
La anexión de una parte de la R. D. Congo, via balcanización o directamente, fue una ambición pública por parte de las elites de Ruanda como lo atestiguan cartas de 1981 a la ONU por parte del gobierno en Ruanda donde explican el fundamento de su aspiración de anexión de una parte del este de la R D Congo o muchos de los discursos públicos de las autoridades del FPR en el poder en Ruanda después de 1994.
La actitud de los Estados Unidos de cara a la posible balcanización del Congo ha sido un tanto ambivalente y en los últimos tiempos se ha mostrado en desacuerdo, al menos públicamente. El viaje de Hillary Clinton a África hace unos años, en que no visito Ruanda y sí hizo una parada en la ciudad fronteriza congoleña de Goma, fue interpretada por muchos como un mensaje hacia el gobierno ruandés para que no siguiera adelante con sus estrategias de balcanización. Quizás, mucha culpa de ello se debiera a la inesperada pero fuerte reacción del pueblo congoleño a la balcanización.
La guerra intermitente que ha continuado hasta nuestros días con masacres de población civil y violaciones sistemáticas son en mi opinión la continuación de la estrategia llevada a cabo por Ruanda y Uganda para balcanizar la R. D. del Congo, que pienso que tendría dos metas por una parte crear un escenario de violencia con destrucción de cualquier infraestructura que haga inevitable que la única salida de los minerales explotados sea a través de los países vecinos beneficiando las industrias de transformación allí existentes e impidiendo cualquier posibilidad de que algún gobierno central congoleño se haga con el control de los minerales y por otra parte alentar la expulsión de mucha de la población congoleña de las provincias mineras de modo que una vez balcanizado el Congo, el balance de población en las provincias balcanizadas limítrofes no fuese tan desfavorable a Ruanda y Uganda.
Una contribución importante a la expulsión de población congoleña de las zonas violentas del este del Congo se debe a las guerrillas proxis de Ruanda y Uganda y también a las llamadas fuerzas negativas que son guerrillas como el FDLR, el NALU o el LRA, que teóricamente están para atacar a los gobiernos de Ruanda, Uganda y Sudan, pero que en los últimos diez años no les han atacado y sorprendentemente solo se dedican a realizar masacres y violaciones de población civil congoleña. Son fuerzas con una imagen pública internacional tan mala que de alguna forma justifican que los ejércitos de Ruanda y Uganda se salten el derecho internacional y se instalen en el Congo para perseguirlas y ya que están allí, de paso se lleven sus minerales.
Ya en algunos de los primeros paneles de investigación de la ONU sobre la explotación ilegal de recursos naturales y otras riquezas en la República Democrática del Congo, como el S/2002/1146 y el s/2003/1027, el grupo de expertos sobre la base de documentos y análisis, considera que la presencia de Ruanda en suelo congoleño tiene como objetivo hace crecer el número de ruandeses en el este del Congo y que esto beneficiaba el control económico de esta zona por Ruanda.
Siempre recordare una anécdota que me ocurrió hace unas cuantos años siendo integrante de una ONG española que a su vez formaba parte de una red europea, EURAC, que trataba el tema de los derechos humanos en África. En uno de los descansos de una de las reuniones, había un grupo de chicas pertenecientes a una ONG inglesa que hacía poco habían regresado de la R. D. del Congo, a donde habían ido para ayudar en el tema de las violaciones. Hablaban con alguien y se quejaban de la actitud que juzgaban con poco sentido de algunas de las mujeres congoleñas de la ONG que las había acogido. Alguna de las congoleñas parece que les había dicho que en lugar de viajar al Congo hubiese sido mejor que se quedaran en su país y desde allí presionar al gobierno inglés, uno de los principales aliados de Ruanda, para que no ayudara tanto al gobierno ruandés que se sabía que era quien estaba detrás de muchas de las guerrillas que las violaban. A las chicas inglesas les parecía absurdo pensar que el gobierno inglés tuviese algún interés en mantener a una guerrilla que se dedicaba a saquear, matar y violar. Ellas pensaban que lo que ocurría en el Congo era solo un tema de multinacionales sin escrúpulos asociados con guerrillas y señores de la guerra y a mí me falto pericia idiomática para explicarles que efectivamente el gobierno inglés no tenía ningún interés en ayudar a esas guerrillas, pero si tenía interés en apoyar a Ruanda para que ejerciese un tutelaje y control sobre la R. D. del Congo y que esa ayuda y esa impunidad que brindaban a Ruanda la utilizaba también el gobierno ruandés para su estrategia de balcanización del Congo que incluía la creación de guerrillas que violaban y saqueaban. Muchas veces he pensado que si se supieran exactamente las causas de las guerras sería mucho más fácil presionar para acabar con ellas. Creo que se ha puesto mucho el foco en nombrar a las multinacionales de forma muy general y poco en el papel que juega Ruanda y Uganda. Pienso que si hubiésemos conseguido que este papel fuese más notorio, posiblemente las chicas inglesas hubiesen actuado de forma diferente y quizás hubiese habido más presión para acabar con la violencia.
¿Se puede hacer algo desde aquí que signifique alguna ayuda para la tragedia que viven en partes del este del Congo? Pienso que sí, y se me ocurre el sumarse a una lucha que se ha convertido en transversal pues la están llevando en el Parlamento Europeo, varios representantes de izquierda y derecha, como la mallorquina Rosa Estaràs. Se trata de pedir la liberación de la ruandesa Victoire Ingabire, encarcelada en Ruanda cuando se iba a presentar para las elecciones en Ruanda. Si hubiese habido unas elecciones democráticas y hubiese participado las podría haber ganado y un gobierno suyo respetaría el derecho internacional y no se implicaría en estrategias para absorber las provincias congoleñas vecinas del Kivu ricas en minas de todo tipo, estrategias responsables de la violencia del este del Congo durante estos últimos quince años.
Jose Lucas, Comité de Umoya Madrid
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