¿Cómo acabaron en China a comienzos de los años 50, en tiempos de Mao, con los opionómanos y el consumo/venta de drogas en general?
Cómo la revolución maoísta erradicó la drogadicción en China
Artículo de C. Clark Kissinger - publicado por el blog Cultura proletaria
¿Cómo puede el pueblo liberarse de la drogadicción?
Actualmente en los EEUU, acabar con los problemas de drogadicción aparenta ser imposible. El sistema proclama estar “luchando contra las drogas”: policía, nuevos medicamentos, religión, nuevas terapias, campañas de “Di No”… Pero a pesar de todo esto, el problema de las drogas no acaba de solucionarse, mientras que los agentes armados de la policía acosa y embrutece a la población.
¿Por qué? Porque este sistema caníbal potencia el uso de drogas, y porque fuertes influencias dentro del sistema se benefician de la venta de drogas. La producción, transporte y venta de droga es un negocio que mueve varios billones de dólares controlado por las altas esferas del capitalismo, que tienen conexiones a lo largo del gobierno norteamericano, la CIA y la policía. Mientras tanto, los altos mandatarios de este sistema culpan a la población por el “problema de la droga”, especialmente a los jóvenes de los ghettos más pobres.
EL MAOISMO DICE: ¡TODA LA OPRESION, INCLUSO LA DROGADICCION,ES ALGO QUE PODEMOS ANIQUILAR!
¿Cómo lo sabemos? Porque después de la Revolución Maoista en China, en 1949, el propio pueblo liderado por el Partido Comunista de China usó los métodos maoistas para terminar con la drogadicción. Esta experiencia y estos métodos tienen especial relevancia en el mundo actual.
Revolucionarios de todo el planeta estudian las contribuciones de Mao Tse Tung, el mayor revolucionario de nuestro tiempo. Y están aprendiendo cómo la teoría de Mao y su práctica pueden mostrar al pueblo de hoy día cómo liberarse. Durante el 100 cumpleaños de Mao, 26 de Diciembre de 1993, las celebraciones del centenario llegaro a las más altas cimas.
Esta historia de cómo la Revolución Maoista terminó con la drogadicción muestra que cuando la revolución se hace real, la gente ve las cosas de una manera diferente.
La vieja China tenía el peor problema de droga en el mundo
Antes que la Revolución de Mao venciera, en 1949, el pueblo de China era misarablemente pobre, regidos bajo un abanico de ricos terratenientes, señores de la guerra y capitalistas extranjeros.
Bajo esa vieja sociedad, muchas personas se hicieron adictas. Había 70 millones yonkis en China, adictos al opio, la morfina y la heroina. Trabajadores medio muertos de hambre usaban los dulces sueños del opio para disimular el dolor del hambre y la desesperanza. Y los comodones ricos usaban las drogas para rellenar sus horas muertas. En algunas zonas todo el mundo, incluido niños, fumaban opio. En las ciudades, pequeñas botellas de droga se vendían en las esquinas como si fueran helados. El negocia iba viento en popa.
El pueblo de la antigua China sufrían terriblemente por esta drogadicción. Muchas personas pobres gastaban su dinero en el consumo en lugar que en comida. Los adictos solían abandonar a sus hijos o incluso venderlos para comprar más droga. Las adictas eran forzadas a trabajar de prostitutas y muchas murieron por enfermedad.
Cómo el sistema empezó esta drogadicción
Las drogas se introdujeron en China por los ricos colonialistas de Europa y América. El gobierno británico llegó a emprender la famosa Guerra del Opio para forzar a China a aceptar la compra de opio de las naves inglesas. Malcom X escribió: “¡Imaginad! ¡Declararon una guerra sobre quienes rechazaron ser narcotizados!”
Este tráfico de drogas empezó para que los grandes capitalistas pudieran hacer fortuna vendiendo drogas adictivas, y porque los gobiernos colonialistas necesitaban ese tráfico para financiar la ocupación de la propia China. Oficiales corruptos chinos tambien sacaron provecho ayudando a los capitalistas extranjeros a esclavizar al pueblo. Parecido a cómo las clases dirigentes de EE.UU. en la actualidad ayudaron a crear la plaga de drogadicción a nivel mundial. Las clases dirigentes de EE.UU. está metida en el tráfico de droga a todos los niveles: organizándolo, financiándolo y defendiéndolo. En los años 60, la CIA inundó de heroina las comunidades oprimidas para sufragar su guerra secreta en Laos. Después, en los años 80 de Reagan, la CIA expandió el tráfico de cocaina para financiar su guerra contra Nicaragua. La industria farmacéutica estadounidense saca beneficios del speed y los tranquilizantes, vendidos tanto de modos legales como “ilegales”. La conexión oficial disminuye al nivel de la calle, donde la policía recoge su “parte” de ganancias de la droga.
La experiencia tanto en China como en EEUU muestra porqué este sistema nunca podrá solventar el problema de la drogadicción. El sistema provoca el sufrimiento y soleda que hace que varias personas encuentren una huida en las drogas. El sistema usa la adicción a las drogas para debilitar al pueblo y esclavizarlo. Así todo tipo de capitalistas y lacayos hacen su agosto gracias a las drogas. Resumiendo: el sistema provoca la drogadicción y se beneficia de ella.
En China, la Revolución Maoista terminó rápidamente con la drogadicción. El ejército revolucionario de Mao derrotó a los ejércitos opresores en 1949. Tres años después, en 1952, no había adictos ni camellos ni más fumaderos de opio ni contrabando de drogas. Sólo en tres años, China pasó de 70 millones de adictos a ninguno.
¿Cómo acabó con la drogadicción la revolución maoísta?
En China, la revolución creó un Ejército de Liberación Popular y un nuevo gobierno de corte popular. Este gobierno y las masas revolucionarias estaban lideradas por la vanguardia del partido maoista, el Partido Comunista de China. Cuando la revolución triunfó en 1949, el poder social sirvió al pueblo por primera vez, no a los opresores. Hubo grandes problemas de todo tipo, resquicios de la antigua sociedad, pero entonces ya era posible que el pueblo se organizara bajo sus propios intereses para resolver esos problemas.
Desde el primer mes del nuevo poder, la revolución utilizó el método maoista de la línea de masas para someter la drogadicción. Esta campaña no se basó en trabajadores sociales que hablaran con desdén o con castigos al pueblo. Los comunistas revolucionarios se basaron en las masas populares -tanto de núcleos urbanos y rurales- como organización para terminar con la manufactura, venta y uso de las drogas.
Los revolucionarios maoistas visitaron ellos mismos a los adictos para dar un paso adelante, ahuyentar sus hábitos y unirlos en la lucha por una nueva sociedad. Los revolucionarios maoistas organizaron al pueblo en comunidades para luchar con sus hermanos y hermanas adictos: para persuadirles y educarles. Los exadictos y sus familiares se unieron a grandes procesiones y reuniones. Las drogas eran quemadasa en las celebraciones de la vecindad. Los niños se organizaban en los colegios. El Nuevo Poder significó que los periódicos y la radio se movilizaron en apoyo de la campaña revolucionaria.
Es difícul ahuyentar el hábito, y muchos adictos se resistieron al principio. Pero las masas supieron si un adictos estaba consumiendo drogas. Los niños debatían con sus padres. Las esposas con sus maridos. Todo el mundo pedía a los adictos que se unieran a la nueva sociedad.
Al mismo tiempo, los revolucionarios organizaron al pueblo para romper los puntos de la red de venta de droga, veneno para el pueblo. Esto significó que las provisiones iban desapariciendo, cada vez se hacía más difícil colocarse para los adictos.
Resumiendo, la lucha contra la drogadicción se oonvirtió en un movimiento de masas a gran escala, el tipo de movimiento de masas que únicamente un gobierno popular realmente revolucionario puede crear.
Acabar con la drogadicción forma parte de la lucha de clases
Mao Tse Tung dijo “Uníos todos aquellos que puedan unirse contra el auténtico enemigo”. En China, la vanguardia enseñó al pueblo que terminar con la drogadicción era parte de la lucha de clase contra la antigua sociedad, y el pueblo necesitaba hacer claras distinciones entre el pueblo y el enemigo.
Los maoistas dijo que el sistema y sus grandes defensores tienen que ser considerados los enemigos, y que los adictos deben ser considerados parte del pueblo y deben ser tratados como víctimas del sistema. Esta aproximación es la contraria a la de los policías y la mayoría de predicadores religiosos que actúan diciendo “el sistema es correcto” y que tratan a los adictos como desechos humanos y criminales.
Debido a esta distinción, los adictos no fueron arrestados cuando hacían público su drogadicción. En lugar de ello, el pueblo alabó a los adictos por estar haciendo lo correcto y revolucionario. Como el pueblo estaba en el poder, los adictos perdieron su miedo a buscar ayuda. Los plazos fueron marcados: los adictos tenían varios meses para desintoxicarse. Durante ese periodo, podían mantener un poco de opio y se les administraban inyecciones para relajar los efectos del síndrome de abstinencia.
El gobierno revolucionario de Mao tambien dijo que los pequeños vendedores de droga no serían como Enemigos del Pueblo siempre que esas transacciones ayudaran a terminar el tráfico de droga. El gobierno revolucionario ofreció a estos pequeños vendedores un único trato: el gobierno de Mao compraría todo “el material” que los pequeños vendedores y cultivadores tuvieran. A cambio, estos pequeños ejecutores deberían salir del negocio de venta de droga. Algunos de estos vendedores se resistieron al trato, y fueron desenmascarados por el pueblo y arrestados. Algunos fueron puestos bajo constante vigilancia vecinal, otros fueron enviados a prisión para ser reeducados.
Esta política revolucionaria trató a todos los pobres del pueblo como hermanos y hermanas. Los adictos pobres y vendedores tuvieron una salida al tráfico de droga. Se les ofreció trabajo y fueron animados a unirse a la lucha por una nueva sociedad.
Se tomaron otras medidas para los grandes traficantes que se enriquecían a costa del sufrimiento del pueblo. Fueron clasificados como “Enemigos del Pueblo”. Estos criminales fueron sometidos a juicios populares con varios miles de personas presentes. Testificaron personas cuyas vidas se habían arruinado por las drogas. Las condenas a estos grandes opresos fueron ejemplares: cadena perpetua o ejecución pública.
No fueron unas ejecuciones masivas, únicamente entre 5 y 10 en las grandes ciudades.
La Campaña de Mao contra la drogadicción fue un gran éxito
A finales de 1951, la Agencia Noticiaria de la Nueva China anunción que el problema de las drogas había sido “completamente eliminado” en el norte de China (que había sido liberada primero). El sur de China, que contaba con varias areas de cultivo de opio, llevó otro año el liberarlo.
El hecho que hubiera un nuevo poder estatal revolucionario hizo todo esto posible: se emitió una nueva moneda y el control revolucionario de la banca paró el blanqueo de dinero. La disciplina y la conciencia del movimiento revolucionario significó que los traficantes de droga no pudieron sobornar a las personas en el nuevo gobierno. Y el desarrollo de una nueva economía socialista significó que fue posible ofrecer trabajos y eliminar la pobreza que llevaba al pueblo al consumo de drogas.
China no tuvo problemas de drogadicción por más de veinte años. Estos llegaron después de 1976 debido a que se acabó la revolución maoista. Tan pronto como regresó el antiguo estilo capitalista, la drogadicción empezó a reaparecer. De una manera amarga, la restauración capitalista demostró cómo no se puede liberar al pueblo sin hacer la revolución y mantenerse en un camino revolucionario.
La revolución maoista rechazó todo acercamiento burgués a las drogas: el Maoismo no son sólo unas pocas reformas, “algún dinero para la rehabilitación de las drogas”. No es sobre “soluciones” individuales a través de una terapia personalizada. No trata de llenar las cárceles con adictos mientras los grandes capitalistas se enriquecen de la venta de drogas. No trata la hipocresía y el vacío moralismo de los predicadores. Cualquier intento de superar la drogadicción sin una revolución proletaria simplemente es otro sueño de opio.
La revolución de Mao consistió en soluciones reales, trató sobre parar la terrible esclavitud a las drogas, y parar el negocio capitalista sobre las drogas que provocaban el sufrimiento del pueblo. E igual que las drogas, muchas otros tipos de opresión fueron eliminados. A través de métodos maoista, las masas revolucionarias se terminó con la prostitución, la venta de niños pequeños, la pobreza extrema, el analfabetismo, el desempleo, el maltrato de género, el crimen, la brutalidad policial, etc… La revolución cambió completamente las vidas y la manera de pensar de millones y millones de personas. Permitió al pueblo hacer cosas que eran impensables un par de años antes.
La revolución maoista funciona porque llega a la raíz de los problemas: la revolución maoista derroca a los opresores y el antiguo sistema, e incita a las masas a continuar la revolución y construir toda una nueva sociedad.
Por eso es que aquí también se necesita una revolución. Hace tiempo que se necesita un cambio; no se puede hacer más sin la revolución maoísta.