Recientemente, el FMI ha decidido reconocer el yuan chino como moneda de reserva internacional, colocándolo al mismo nivel que el dólar norteamericano, la libra esterlina, el yen japonés y el euro. Esta decisión podría entrar en vigor a partir del 1 de octubre del próximo año, y es otra muestra de la tendencia general a extender el uso de las monedas nacionales en los intercambios comerciales.
Aunque Rusia no haya conseguido evitar la fuerte influencia del FMI, la pretensión de desalojar al dólar como principal moneda en las transacciones comerciales, ha encontrado apoyo en China. Hay causas objetivas para pensar que la proporción de la moneda estadounidense en las reservas del FMI irá disminuyendo progresivamente, mientras que aumentará la presencia del yuan.
La inclusión del yuan en la canasta de monedas de reserva es un hecho relevante para la futura integración de la economía china en el sistema financiero mundial.
Según la anunciado por el FMI, China debe cumplir una serie de parámetros fundamentales: un volumen considerable de economía nacional, estabilidad monetaria y mercados financieros líquidos y de gran capacidad.
China cumple estos requisitos, a excepción del último. Solo un país capaz de garantizar una plena conversión de su moneda nacional puede poseer mercados financieros realmente líquidos y de gran capacidad, y, en el caso del gigante asiático este punto no está exento de obstáculos.
El tipo de cambio del yuan sigue siendo fijo, la regulación monetaria en China seguirá siendo bastante restrictiva, y solo se puede acceder al mercado de valores chino a partir de cuotas previamente autorizadas. Por esto, el paso que ha dado el FMI puede considerarse como una concesión a las aspiraciones de los inversores, que desean que China abra plenamente sus mercados a las empresas extranjeras.
Actualmente, para China esta tarea resulta muy complicada, entre otras cosas porque muchos de los éxitos y alcances de país, incluyendo su relativa estabilidad financiera, tienen que ver con el hecho de que sus mercados financieros están regulados de forma bastante estricta.
La decisión del FMI pone en evidencia que la moneda china está afianzando su camino hacia cimas más importantes: los bancos centrales regionales llenarán sus reservas con yuanes, y la comunidad de inversores de todo el mundo cada vez realiza más operaciones en los mercados de valores de China.
Así, según las estimaciones de una serie de expertos, el yuan continental puede aumentar su peso en al menos un billón de dólares.
Según las estimaciones de SWIFT, en los últimos tres años el yuan se ha convertido en una de las monedas con una mayor circulación en el mundo. Mientras que en 2012 se encontraba en la posición 12 en frecuencia de uso en los intercambios, este año ya se encuentra en el cuarto lugar. Pero, por ahora no es comparable con la frecuencia de intercambios en dólares (el 44,8%) y euros (el 27,2%).
Gracias a la inclusión del yuan como moneda de reserva, China fortalecerá su influencia en la economía mundial y, al mismo tiempo, lo más probable es que no dé su brazo a torcer.
China seguirá su propia filosofía. Si no lo hace se verá amenazada por los especuladores internacionales tal y como le ocurrió a Japón en su momento Japón, que cayó por culpa del ataque que sufrieron sus activos financieros. China no quiere repetir los errores de los japoneses. A su vez, las reformas impuestas por el FMI implican una inevitable pérdida de soberanía y China está tratando de evitarlo.
Vasili Yamkinin es docente de la Facultad de Finanzas y Banca de la Academia Presidencial de Economía Nacional y Administraciones Públicas de la Federación de Rusia.
https://es.rbth.com/blogs/mirada_global/2015/12/08/que-implica-el-reconocimiento-del-yuan-como-moneda-de-reserva-del-fmi_548523