El presidente Abdel Fattah al-Sisi presentó excusas a los coptos, en nombre de Egipto, el 6 de enero de 2016, durante una visita a la catedral ortodoxa copta de San Marco, en El Cairo, en ocasión de la navidad ortodoxa.
El presidente al-Sisi se comprometió además a reconstruir la docena de iglesias coptas que fueron quemadas en Egipto bajo el gobierno de la Hermandad Musulmana y a borrar los malos recuerdos del régimen de Mohamed Morsi.
Dirigiéndose al Papa Teodoro II de Alejandría, Patriarca de toda África y de la sede de San Marco, el presidente egipcio declaró:
«En ocasión de esta fecha, quiere exhortarlos a todos ustedes a no permitir alguien nos separe. Nada puede hacernos daño, ya sea en el plano económico o político. Si no nos separamos, podemos enfrentar cualquier cosa (…) Dios nos hizo diferentes en materia de religión, de costumbres, de color, de lengua, de hábitos y nadie puede meternos en un molde (…) Hemos demorado demasiado en reparar y renovar las iglesias que fueron quemadas. Todo ese trabajo terminará este año. Acepten, por favor, nuestras excusas por todo lo sucedido. Si Dios quiere, el año que viene no quedará una sola iglesia o casa sin reconstruir (…) Nunca podremos olvidar la posición que usted mismo y el Papa adoptaron durante aquel periodo. Gracias a todos. Feliz navidad.»
Convertido en presidente de Egipto, como resultado de una elección marcada por un 53% de abstención y un fraude masivo, Mohamed Morsi, quien ostenta la doble nacionalidad egipcia y estadounidense, se había comprometido a formar un gobierno abierto a todas las tendencias políticas.
Pero rápidamente impuso una dictadura favorable únicamente a la Hermandad Musulmana. Los cristianos fueron entonces perseguidos mientras que la charia se convertía en referencia legal de numerosos tribunales. Finalmente, todos los partidos políticos, incluyendo los propios salafistas egipcios –exceptuando únicamente a los miembros de la Hermandad Musulmana– llamaron al ejército egipcio a derrocar el régimen de Morsi, lo cual se produjo durante la noche del 3 al 4 de julio de 2013.
Desde entonces, el ejército egipcio ha venido librando una batalla feroz contra la Hermandad Musulmana y por la neutralidad del Estado