Estos son algunos de los comentarios que se pueden oír a cualquier occidental que se precie sobre todo si va de demócrata ¡cómo no! y es, especialmente, europeo porque los estadounidenses son unos absolutos ignorantes. En uno de mis viajes hacia Guatemala hice escala de cinco horas en Atlanta (era una forma de ahorrar considerablemente el coste del viaje por lo que las escalas eran recurrentes aunque estuvieses horas en varios aeropuertos) y os cuento una significativa anécdota que me ocurrió en la aduana estadounidense. Yo soy blanco y los que me antecedían en la cola y los que me seguían tenían unos claros rasgos indígenas, a fin de cuentas iban a su país, Guatemala, así que la amable funcionaria a quien entregué el pasaporte español me preguntó, muy educada, “¿en qué parte de Suramérica está?”. Se refería a España porque lo que le sonaba era a eso, a "Suramérica".Así que le respondí: “Al sur del todo, tiene frontera con Argentina”. Me sonrió y dijo: “me lo imaginaba”. Esto no es ficción, es verdad verdadera, que diría un niño.
¿Qué tienen en común los países que he mencionado en el primer párrafo? Que todos juntos presentaron en la Asamblea General de la ONU una resolución denominada “Combatir la glorificación del nazismo y otras prácticas que contribuyen a exacerbar las formas contemporáneas de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia”. Sobre el papel, es de suponer que todos los países de la ONU suscribirían dicha resolución, pero no ha sido así. Se votó el pasado 18 de noviembre y contó con el voto a favor de 115 estados, se abstuvieron 55 y votaron en contra 3 estados.
Para aclararos, aquí el documento oficial.
Es decir, los tres países que votaron en contra de considerar delito la glorificación del nazismo fueron Canadá, Estados Unidos y Ucrania y entre los 55 que se abstuvieron están todos los de la Unión Europea y otros que comparten los "valores occidentales" como Japón, Panamá o Mali (neo-colonia de Francia en estos momentos).
Las resoluciones de la Asamblea General no son vinculantes y no implican sanción alguna a quienes no las cumplen. Entonces hay que recordar otra resolución de la Asamblea General de la ONU que tampoco es vinculante, pero de la que han hecho bandera todas las denominadas "democracias": la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 y la consideran de obligado cumplimiento. Resulta que cuando se aprobó, y en ella tuvieron un papel muy destacado países socialistas como la ex Yugoslavia, se insistía en el reconocimiento de los derechos colectivos de los pueblos, a lo que se negó en redondo Occidente porque tenía sometidos a control colonial a la mayoría de los pueblos africanos y asiáticos y quedó en una declaración de derechos individualistas. ¿O no recordáis en qué décadas se produjo la independencia de estos pueblos, después de una lucha no precisamente pacífica en la mayoría de los casos? Porque el colonialismo, y el neocolonialismo, siempre se ha negado a dejar de presionar por las buenas y en ningún caso ha resarcido a estos pueblos por la brutalidad a que les sometió durante siglos. ¿Queréis un ejemplo? los mohawk de Canadá llevan años denunciando el genocidio que se ha cometido con ellos sin que el gobierno canadiense haya dado el paso para ello pese a que, siguiendo el ejemplo argentino y chileno, constituyese una Comisión de Verdad y Reconciliación que no tuvo más remedio que reconocer que sí, que se había cometido un genocidio con los pueblos indios o "primeras naciones".
Los derechos humanos forman parte hoy del andamiaje del derecho internacional aunque con un añadido que, curiosamente, pasa desapercibido para los "demócratas":
"Todos los derechos humanos y libertades fundamentales son indivisibles e interdependientes, deberá prestarse la misma atención y urgente consideración a la aplicación, promoción y protección tanto de los derechos civiles y políticos como de los económicos, sociales y culturales. La plena realización de los derechos civiles y políticos sin el goce de los derechos económicos, sociales y culturales resulta imposible". Esto es lo que dice la resolución 32/130, también de la Asamblea General de la ONU de 1977 y que dota de naturaleza jurídica a la Declaración Universal de 1948. No hace falta decir que este andamiaje jurídico internacional se produjo después de la independencia de los pueblos a quienes occidente tenía sometidos a colonización. Pero a Occidente, esto no le interesa lo más mínimo.
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